Cierras
tus puños sobre la línea que cerca mi corazón.
Estudio
el dorso de tu mano, mantengo en los tuyos mis ojos helados.
Te
abrazo como un escorpión que inyecta un dulce rastro de veneno, te beso dejando
imperceptibles huellas de morfina.
Tatúo en tu piel
formas de serpiente, dibujo en tu frente con carbones, cuento el transcurrir
del tiempo en tus lentos latidos y descubro, sobrecogido, antiguos fantasmas en
tu rostro.
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