viernes, 12 de julio de 2013

EL CUADERNO MORADO



SANDRA BATONI


Vomitó sobre su cama. La había abandonado su último amante, de rasgos delicados como una imagen griega. Buscó olvidarlo en otros hombres, indiferentes a todo, cansados de sus vidas, ensombrecidos como fantasmas de sí mismos.

Se miró en un cristal, su rostro estaba demacrado como el de una prostituta o una ladrona nocturna. Los triángulos hinchados de sus ojos caían en enigmáticas ausencias.

A la luz de un candelabro escribió misteriosos poemas en un cuaderno morado, tímidas llamadas al muchacho desconocido que volvería a helarle la sangre.



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